El primer caso confirmado fue informado por el ministro de Salud de la Nación la tarde del martes 3 de marzo. En 230 días la curva de contagio superó el umbral de las siete cifras.
El viernes 20 de marzo de 2020, en Salta Capital, sonó la sirena del principal medio de periodismo gráfico de la provincia, la misma que sonó para la guerra de Malvinas y la misma que suena, cada año, cuando la Virgen y el Señor del Milagro vuelven a su casa luego de la procesión.
Algo pasaba, o algo presentíamos que iba a pasar.
Como en las películas del cine-catástrofe norteamericano, las corridas y los amontonamientos para intentar comprar lo que se pudiera (extrañamente: papel higiénico, servilletas de papel y alcohol en gel), capitalizaban las prioridades de todos.
Los que pudieron, se avituallaron para «resistir» las dos semanas que se estimaba que duraría la cuarentena, pero nada resultó como se esperaba.
Siguieron días, meses…los primeros en los que se intentaba tener algún control de la situación pero todo control no es permanente ni perfecto…y comenzaron el aumento de casos, las muertes, la desesperación.
Al día de hoy y después de una cuarentena que todos ya consideran excesiva, casi nadie respeta lo mínimo esperable. Y así, hoy, llegamos al millón de infectados.
Rogamos a Dios y pedimos a la gente, que la desesperación de volver a una vida que ya no existirá más, no cause una segunda ola. Europa, ya la está sufriendo.
